DJEMBÉ

África es la expresión misma de la música, y, sin duda, la percusión es su principal argumento. Los sonidos de sus tambores forman parte de la vida cotidiana llegándose a confundir con la esencia misma del pueblo africano.

El origen de la percusión nació de la necesidad de comunicarse, de lanzar mensajes. Los tambores hablan en los duros trabajos agrícolas, en las ceremonias, en las fiestas, en las desgracias, en las alegrías, en las novedades, en el nacimiento, la vida, y en la muerte misma.

El djembé es un tam-tam originario de África occidental, del antiguo Reino de Mandinko. Es tan antiguo que no existe en la historia escrita, sólo en la tradición oral, y es un instrumento que sólo se puede tocar con las manos, nunca con palo.

Según la posición de las palmas de las manos y de los dedos se sacan diferentes notas. Antiguamente, para fabricarlos sólo se utilizaba madera de ébano, pero hoy en día, debido a su escasez, se utiliza la madera de otros árboles. También se utiliza piel de cabra, a la que se quitan los pelos. Tradicionalmente, sólo tocaban el djembé los griots, es decir nombres propios que pertenecían a familias de músicos.

El djembé, a pesar de su simplicidad arquitectónica, posee un rico abanico de ritmos asociados a los distintos momentos de la vida. El mandiany se tocaba en trabajos agrícolas, el dounumba es el sonido de las bodas y el wolosodon es el ritmo reservado para los bautizos y la circuncisión.

I-0026 DJEMBÉ SENEGAL IDIÓFONO